DE SOLEDAD Y SILENCIO

¿Dónde fueron
aquellos atardeceres de cal y espigas?
Del carmesí que rasga las nubes sin retorno,
y de la húmeda brisa
que traen los primeros rayos del sol,
en la plácida remontada
hacia la culminación que engendra vida.

¿Dónde fueron los suspiros lorquianos,
que ya no se escuchan, por ribazos ni vaguadas?

¿Hacia dónde corre la sangre que desechan mis venas
y la sal que lacera mis ojos, en cada lágrima?
¿Hacia dónde te fuiste tiempo osado,
que ya ni contar tus pasos puedo?
¿Qué cadenas te atan, y que afán te mueve
a inmolarte en mí persona?

¡Oh grito de los dioses, que injustos me señalan!
Y reclamáis suspiros en el silencio
de vuestra impuesta soledad a mí cordura.
Ya no hay latido que apasione a un corazón,
cuando es su espectro, quien maldice.

© Paquita Caparrós

Nota de la autora: En estos días de soledad impuesta. De silencios que, casi se pueden escuchar las intenciones de algunos. En este confinamiento obligado por las circunstancias, muchos serán los que caerán del pedestal donde se auto alzaron. Con la simple intención de hacerse ver por el esto de los mortales. Muchos serán los que perciban, -claro esta ¡Las grandes tragedias, también traen grandes descubrimientos! Los que hacen de la pedantería su habito cotidiano, estarán un poco más cerca del suelo. Los pseudos altruistas que pregonan el "buenismo" para camuflar sus carencias, se descubrirán por si solos. Si algo bueno tiene la soledad, es que empiezas a ver con los ojos de la conciencia.
Salut i Pau --Paquita

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