Mi Viejo Olivo,
yo te miro y pienso
en todos tus años vividos.
Resistente a nuestro clima,
al sol, al viento y al frío.
Cientos de años
en medio del campo,
tus hojas, han brindado
sombra al humilde campesino.
A mí llegaste
en un día de primavera,
mi hermoso,
Mi Viejo Olivo.
He decorado tus fuertes raíces,
con margaritas que en tu entorno
he plantado. Geranios y alegrías.
Helechos, rodean tu rústico tronco, y también la flor de un día.
Hasta un rosal pequeñito
contempla hoy tu hermosura.
Entre geranios y flores,
están unos enanitos.
El sendero de piedrecitas,
que te llevan a una casita.
Y una niña muy bonita
te contempla
con inocente ternurita.
En mi jardín das alegría
a todo aquel que te mira.
Es tu sombra del verano
mi cálida paz.
Cuando miro tus raíces,
Te abrazo para sentirte,
y me transmites
toda tu energía.
Y al contemplar tus raíces,
en esas huellas
de tantos años
que han transcurrido.
Eres tan fuerte,
las raíces del hogar que he construido.
como las rocas
te resistes a morir.
Aunque en mi jamás morirás,
a mí pensamiento y mi corazón
estarás siempre adherido.
Mi Viejo y amado Olivo.
© Cati Mercadal Sans
Preciosa oda al olivo...me encanta este árbol...disfruta de su energía. Pasa buen día
ResponderEliminarMe encanta. El olivo y un sin fin de historia. Tu historia mi niña. Gracias por compartir. Gracias.
ResponderEliminarTe abrazo.
Te Quiero mucho.
Gracias mi Esperanza . Un fuerte abrazo
ResponderEliminarGracias Nieves por pasar por mis humildes letras
ResponderEliminarMagnífico canto a ese olivo y a su entorno que con el paso de los años decoraste con objetos que seguro desde niña fuiste recopilando; y en torno a él fuiste creciendo, por lo que forma ya parte inmarcesible de tu vida. Abrazos.
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