Te bastó con el cielo
y la arboleda verde,
sentarte en el camino
liberó aquellos miedos,
paisaje que enamora
y quieto se reduce
a respirar sin prisas
apaciguando duelos.
Me bastó con besarte
para sentirme libre
y circular tranquila
en mágicos momentos,
como seguir la senda
que da luz a la aurora,
por la que te perdiste
buscando tu sustento.
Aquí te espero siempre
se va, pero se vuelve,
y has de venir cansado
a esta arboleda verde,
a contarme tus cosas
como en nuestro pasado,
en que tú tenías miedo…
¡yo era entonces tan fuerte!
© Carmen Barrios Rull
Mucha melancolía en tus letras...pero no por ello dejan de ser hermosas y sentidas.
ResponderEliminarUn abrazo
Recuerdos, siempre recuerdos; por cierto, bellamente dispuestos en estos versos tan bucólicos con los que nos amenizas su lectura. Abrazos.
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