AMBROSÍA





Ya se desvanece la noche
en los claros brazos
de la alborada y extraño
el sabor plácido
de tus deliciosos labios.





Cuando de cerca los miro,
siento que son esos
los que quiero besar
todas mis amanecidas,
el resto de mi vida.





Son maná caído del cielo
cuando nos amamos,
lluvia tibia
sobre nuestros cuerpos desnudos,
mimosos brotes
de cáñamo de la india,
bendición de los dioses
en mis noches de vigilia.





Los siento como el sutil rocío
de mis mañanas de junio,
cual finas grageas
de rosa púrpura
en los rosales
de mi ambrosía.





Son ellos
los absolutos dueños
de mis prolongados silencios,
de mis insondables momentos,
del onírico devenir
del resto de mis días,
un suave aletear de mariposas
con la segura certeza
de un fuego premeditado
al borde de lo incierto.





Esos sensuales labios
me pasearon
entre lo divino y lo profano,
entre el cielo y el infierno.





La calidez de su aliento
es pura lumbre, con sabor
a champán recién abierto
y olor a dulce canela,
mientras tu rubor de espuma
se desborda tibio,
con pasión de la buena,
como una suave caricia
de tus labios en mi nuca.





© Hergue A.






Comentarios

  1. Versos dulcemente sensuales, que invitan a la pasión en cada uno de los besos a los que te refieres con tanto sentimiento. Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Javier. Por estar siempre. Un abrazo 🌷.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Javier un placer que te guste. Un abrazo 🍁

    ResponderEliminar
  4. Hermoso clamor a la pasión amiga. Felicitaciones Hergue.🌹🌹🌹🌹🌹

    ResponderEliminar
  5. Muchísimas gracias Verónica. Un placer que te gusten mis letras. Feliz tarde.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario