AUSENCIA DE AMOR



Hazme ver la luz
en los espasmos
últimos de la agonía.
Anémona de color…
laudable belleza, alma mía.
Aun muriendo sonrío.
Y muriendo, muero feliz
por distinguir tu alegría.
Y por ella huyó de las
tinieblas de muerte,
para volver de nuevo al día…
Y amó con aguda furia
en una mañana de luz clara,
en un infierno que ardía.
Viajó por vastos desiertos,
por bellos mares…
y por verdosas marismas.
La voz del trueno escuchó,
degustó el manjar de dioses,
gozó las flores de las deidades mismas.
Sintió el dolor de soledad
y no probó más amontillado
o jerez en su cena liviana
aquel día…
No había sustento para su alma,
no estaba aquella mujer,
no hallaba sangre en su vida.
Y de nuevo se enterró
en las cloacas de su alma.
Oscuros velos
gobernaban los infiernos
y no brillaron más los cielos
de su calma en la huida.
Fue Homero en su tragedia
al escribir su obra sin amor
al ver que nadie aplaudía.
El final llega…
y nada remedia la historia.
Ulises y Penélope
aquí no se aman.
Y de nuevo se torna
noche en el día.

© Yvonne Torregrosa

[googleapps domain="drive" dir="file/d/1FCBmv63LYOf66ogQx7SqWVjY9KO4WWaJ/preview" query="" width="340" height="60" /]

Comentarios

  1. Me gustó leerte. Y así es el día parece noche cuando se ausenta el amor. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Yo lo siento así también, si no hay amor el día de torna oscuro, gris y triste.
    Cuando estamos enamorados brilla el sol hasta en el más triste día de diciembre en Noruega.
    Gracias querida Julie.
    Tus palabras son preciosas.
    Un abrazo. 🌹

    ResponderEliminar
  3. Ausente el amor, qué sería la vida, pues....., sino oscuridad...... Bellos tus versos, Yvonne, y llenos de sentimiento. Abrazos.

    ResponderEliminar
  4. Es cierto Javier, el amor es la luz de la vida, son esa luz estamos perdidos.
    Un abrazo y muchas gracias por tus palabras. 🌹

    ResponderEliminar

Publicar un comentario