El día se apaga mezclando aromas,
a los pies de un cerezo
aún sin madurar.
Un sentimiento que anida
en su vientre,
le trepa hasta la garganta
proclamando una Nana.
Las hojas caídas por la última lluvia,
entonan una audible melodía.
Donde danzan los espectros
del último sol, que recoge las horas.
A la nana, nana,
ramito de flores.
A la nana, nana,
espiga de trigo,
que maduran soles.
El dulce aroma
que transporta en silencio
la dama de noche,
se expande entre mágicos efluvios.
La Luna se perfila sin halo,
y el Sol cambia de cromática.
Todo es perfecto en la armonía,
que trae la magia del Solsticio.
Y en el silencio que abraza la noche.
La Tierra duerme a sus retoños
© Paquita Caparrós
Buen domingo Paquita : ¡Que precioso poema , me encanta.
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, tus palabras me reconfortan.
ResponderEliminarA la Nana... Nanita, Ea.
ResponderEliminarNo pongo más, qué lo desfiguro... ¡Es broma!
Lo completo al blog... y, aquí vengo... y voy.
A la Nana, Nanita, Ea...
aroma dulce de verano.
A la Nana, Nanita, Ea...
harina de espigas,
que los soles dan brillo.
Súper... Superior... Paquita...
Muchas FeliCidaDes!¡!
Abrazos enormes,
Poema tierno y romántico cara a esta nueva estación, el verano, que acabamos de recibir por estos lares. Que nos sea propicia a todos esta nueva estación: el verano. Abrazos.
ResponderEliminarPreciosos y tiernos versos una linda nana.
ResponderEliminarFelicidades Paquita, querida paisana
Me llenas de armonía y me transmites paz al leer estos versos Paquita.
ResponderEliminarGracias por tanta belleza.
Un abrazo🌹