Soy Azul

El color que define
el alma y el corazón.
Ese que de tristezas se envuelve,
también de alegrías azules como flores silvestres.

Soy Azul, en la apacible noche, que arrulla mis sueños vestidos de luna.

En el infinito que me llama, que convierte las penas, las lágrimas amargas en lluvia abundante de paz.

Color sonoro de mi alma, que envuelve mi corazón. Aquel que un día moría en la incertidumbre y despertó. Azul, así como los sueños, la nobleza que se apega a los corazones que saben amar. A la vida, volviendo la fortaleza una parte esencial de mi libertad.

Soy Azul como el cielo
que me cubre, ese que me llena de constantes realidades.

Como el agua de ese vasto mar, que sus aguas mece desde la profundidad.

Soy todo, y a la vez soy nada, soy el grito del silencio que estremece.

Que doblega al arrogante orgullo, de aquel que me fulmina con su mirada.

Soy Azul, eco del amor apacible y solitario, como la estrella de la mañana.
Como ese viento de frescura que acaricia mis cabellos, en alguna madrugada.

Soy la canción Azul y el verso que atraviesa las almas, y los pensamientos de quienes me aman. Soy la vida y la sencillez del río que cruza los valles, llevando su melodía acompañada. Por el viento y la algarabía de las aves que en sus aguas dulces se bañan.

Seré Azul como los ojos de aquel que me mira desde su alma callada.
De Aquel que por mí se levanta con la voz como de trueno, para defender mi alma.
De Aquel que fulgura amor en su mirada, azul como los besos de las bocas que alguna vez me arrullaban.

Soy Azul, viento de calma y tempestad, mostrando ante todo serenidad. Pero a la vez con un corazón dispuesto a luchar. Porque no tengo un corazón desfallecido, cuando brilla el amor de Dios en mis ojos, y el amor de aquellos que siempre están conmigo.

De los que no se marcharon de los que sí son amigos, de los que abrazan con fuerza y con verdadero cariño. De quienes saben que soy azul, y aún permanecen a mi lado, aún desde la distancia, estrechan siempre mi mano.

© Esperanza E. Vargas