PARA MORIRME DORMIDA



Quiero un ósculo,
un ósculo, sólo tuyo,
que me dure toda la primavera,
entre la nuca y la espalda.
Un beso tibio de tus labios
que me estremezca viva,
que me ruborice las penas...
Que no pueda olvidar nunca,
qué me arrulle hasta que muera;
pero no un beso cualquiera,
quiero un beso dulce
con sabor a almendra caramelizada,
a menta fresca, a canela de la India...
Un mimo suicida,
que se lance de un trampolín
y descoloque mis días...
qué rompa mis rutinas
y un abrazo
¡un abrazo bien apretado!
que me fracture las costillas y no duela.
Y una caricia que sea, sólo mía,
que me zarandee la vida,
para morirme dormida...

© Hergue A.
7 jul.2020

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