Amor Del Alma...Pétalos Rojos, Arrullo De Dios

amor del Alma

Entre sueños, veo tus manos, esas que tantas veces me arrullaban al dormir.
Dormir segura y confiando que esas manos me daban todo el amor que necesité en unos pocos años.


Y te veo, desde mis recuerdos, y consigo ver esa actitud siempre alegre y trabajando con tus manos, con tanta dedicación.
Siempre deseando que mi madre solo se sentara muy cerca para que tú pudieras verla y causar al mismo tiempo su alegría pero también la tuya.


Te motivaba siempre cultivar las rosas.
Las amabas todas, pero esas de Pétalos Rojos, siempre fueron especialmente bellas para ti.


Aquella casita era pequeña, rodeada de una cerca hecha de carrizo todo al rededor.
Hecha por ti y con toda la atención para que estuviera muy fuerte.


Habías plantado un árbol de nuez, hacia el patio, y dos Granados.
Cerca de ellos, habías hecho un columpio que aunque ya no está,
no hay forma de olvidarlo.


Tenías un corral, con pollos y gallinas, tú les cuidabas y mi mamá se encargaba de vender a quien quisiera y era una pequeña entrada de dinero que servía para comprar zapatos o ropa y hasta algún detalle para la casa.


También hiciste una especie de huerta.
Ahí había ajos, cebolla, cilantro y frijoles.
Toda la familia podía participar, claro yo comiendo lo que me dabas.
Me gustaba, como quitabas la cáscara de las granadas y salían los granitos de fruta me los ponías en una taza y mi mamá les ponía un poco de azúcar. ¡Qué maravilla!


Y sobre todo la sensibilidad del amor con que hacías todas esas cosas. Y siempre cantando una canción para mi mamá y también para todos.


Comer en familia, una experiencia muy bonita.
Siempre había cosas por hacer, incluso travesuras.
Mi mamá que hacía que me alcanzaba para darme mi merecido, y yo corriendo a buscar tu protección.


Recuerdo cuando jugamos los juegos de mesa, y el premio eran monedas o dulces.
Y comenzó el juego, y yo escuché las cartas mencionadas y dije ya gané.
El juego apenas había empezado, pero tú no me desmentiste y gritaste ¡Ya ganó!
¡Denle sus dulces a mi niña!
Mis hermanos se quedaron pasmados pues ni era verdad que gané y los dulces que ellos esperaban ganar fueron para mí.
Lo mejor de todo, a ninguno se le aceptó un reclamo jajaja!


Pétalos Rojos… ¡Papá!
Cincuenta años sin ti.
Hoy soy mayor, pero cuando te recuerdo, que es a diario, vuelvo a sentir que sigo siendo una niña, una niña grande, que todos los días por la ventana, espera verte llegar.


Y siempre conmigo está esa canción Arrullo de Dios.
La que me cantabas para dormir, y que sin duda lo hacía sintiéndome amada y querida con la fuerza de tu amor.
Amor del alma… Pétalos Rojos
Arrullo de Dios


© Esperanza E. Vargas


 

Comentarios

  1. Magistral poema con esos magistrales versos en recuerdo de tu padre. Maravillosas tus descripciones de esos inolvidables momentos que vivisteis juntos todos en familia. Geniales versos, amiga. Abrazos.!

    ResponderEliminar
  2. Hermoso canto a tu papá querida Esperan, cuanta ternura y amor hay en estas letras, versos preciosos que a él le encantarían.
    Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario