Ella y las gaviotas

Playa_Alegria

La mañana había devenido un tanto aburrida
a lo largo de sus horas junto al mar,
y la tarde amenazaba con seguirla en lo desabrida,
cuando la descubrí al tiempo de despedirme del lugar.


Corría alegre por la orilla de la arena
persiguiendo a un grupo de gaviotas chillonas,
que se empeñaban en pelearse en buena liza
contra el viento que insistía en atraparlas.


Y ella corría y saltaba sobre la arena,
elevando y bajando ostensiblemente los brazos
como si con sus aspavientos quisiera
unirse al vuelo de ellas en someros apoyos.


Diríase que se mostraba feliz en su paseo,
al igual que el pequeño grupo de gaviotas,
que adelantaban y atrasaban su vuelo
al hilo del cariz que tomaban sus carreras.


Tomé impulso desde mi posición junto a la arena,
y en unos instantes me coloqué a su vera;
siendo ya ella y yo quienes, a la carrera,
jugueteábamos con aquellas gaviotas en su frontera.


De pronto, nuestras miradas se cruzaron
y sonreímos al vernos en tan infantil posición;
y al detener nuestros pasos y presentarnos,
nuestras amigas las gaviotas nos sobrevolaron.


Y permanecieron chillando sobre nuestra vertical
en tanto nosotros intercambiábamos con presteza
las palabras de rigor, ante la velocidad
a la que los acontecimientos nos lanzaban.


© J. Javier Terán.

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