Dicen que quien abriga dosis de esperanza,
que es lo último que hay que perder,
concibe la vida más cargada confianza.
Yo también abrigaba esperanzas ciertas
y confiaba, lleno de fe y optimismo,
en que un día tú cumplieses tus promesas.
Y es que fue nuestro amor tan temprano,
al cobijo de los primeros juegos de adolescentes,
que nos prometimos esperar a ser mayores.
El destino nos llevó por caminos diferentes,
tú más al norte, y yo más al sur,
pero unidos en la distancia desde ambos frentes.
Y a pesar de que nos mantuvimos en contacto
a través de los artilugios de las redes sociales,
la distancia fue alimentando en exceso el alejamiento.
Y aunque yo cumplí la promesa y te esperé,
tú, atribulada por las dudas, así lo manifestaste,
preferiste no regresar, y aunque me desesperé,
confiaba aún que, no tardando, te harías presente.
Pero fue inútil e infructuosa mi espera
durante aquel tiempo que pasé en blanco;
porque nunca, siquiera, me hablaste de demora,
y por terceros me enteré de tu puesta de blanco.
© J. Javier Terán.
Estimado José Javier dicen que la esperanza es lo último que se pierde y así ha de ser. Preciosos versos vienen muy bien en estos momentos de incertidumbre.
ResponderEliminarBesos
Pues así es, Carmiña, lo último que se ha de perder, aunque a veces parezca imposible... Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.!!
ResponderEliminar