Foto de Mary Andrade
LA DOÑA Y EL CLIMA (Calaverita)
Son los aviones pasando
por encima de mi casa,
y van dejando una estela
como un pañuelo de gasa...
La Muerte que es muy coqueta
quiso estrenar esta moda,
y con la estela en el cuello
fue presumiendo de Doña.
Pues lo que sea que dejen
en el aire, es peligroso,
que al rato el cristal del coche
está sucio y pegajoso.
A la Doña no le importa
que se peguen sus huesitos,
se ajusta la estela blanca
y los despega al tantito...
Dicen que es condensación
de turbinas y motores,
son aviones supersónicos
que nos tiran sus vapores.
Colaboran al proceso
de nuestro calentamiento,
y no hay nadie que les diga
que nos molesta su aliento.
Que la Doña Muerte quiere
manipular el ambiente,
pa llevarse al Panteón
a puñaditos de gente...
Si los chinos siembran nubes
y otros no sé lo que siembran...
El cielo se ha vuelto blanco
y era azulito de veras.
¿Y por qué no había gases
en tiempo de las abuelas?
El efecto invernadero
esos ligeros de a chorro,
óxidos de azufre llueven
sobre el perfil de mi gorro.
La Muerte se carcajea
pues todo es un artificio,
si dejas de respirar
ella cumplirá su oficio.
Y yo me quedo pensando
en estas cosas del clima,
del cielo, de los humanos
y de la gotita fría...
Nada entiendo y es la Doña
la que pulsa el temporal,
que un día llueve y al otro
donde llovió, ya no estás.
© Julie Sopetrán
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