Quizás mis ojos
nunca verán los tuyos,
besar el mar...
sobre el rojo crepúsculo,
ni a sus suaves tonos
expuestos al viento,
como un momento único
prisioneros del miedo...
Ni titilar en lo oscuro
como dos soles dormidos,
entre blancos rosales
húmedos de rocío, ni cabalgar corceles bravíos...
Ni jamás tus ojos, verán
amor en los míos...
Siempre seremos
almas gemelas, que nacieron
en cuerpos distintos,
que amando odian
hasta el infinito...
Viviremos al mismo tiempo
cada uno, lo suyo, sin amor
de amor muriendo
cada minuto.
Pena, honda pena
me da escribirlo...
Llevarlo como aguijón
clavado en el pecho
y guardar este amor
en oscuro silencio; aun sabiendo
¡qué ciego muerde!
desgarrando por dentro.
¡Tendría que poder gritarlo
a los cuatro vientos!
sin derramar este sentir
en pliegues secos,
que sin querer
serán olvido
sin querer... ante
los aciagos ojos
de un tiempo convulso.
© Hergue A.
¡Cuánto sentimiento!, Hergue, descubren y, a la vez, encierran tus versos aquí mostrados, cuánto sentimiento... Abrazos.!!!
ResponderEliminarAlgunos Javier... Muchísimas gracias poeta, por estar.
ResponderEliminarPrecioso versos querida
ResponderEliminar