TARDE

En esta tarde de lagunas muertas,
de soles errantes, de lágrimas sobre expuestas,
de silencios casi rotos, de penurias que se aposentan.
En esta tarde dispendiosa y 0parina,
de músculos emperezados y de descensos sinuosos,
de leves caricias sin viento.
De pan sin levadura;
en esta tarde que casi acaba y que el vientre de la noche, está a punto, a punto de engullir.
Sí. En esta tarde, el corazón reclama entre montañas de lejanas tierras, adentrada en la ciudad sin fin, en añorada entrega,
la mirada de tu mirar, el alma anhela de tu reír, la risa,
del sol, antes de irse, la calurosa braza.
entre castañeos de la memoria, el leve golpear de dientes, y la contagiosa sonrisa de labios.
En esta tarde de lagunas muertas, y de fuego en llamas.
Sí. En esta tarde de espejos, es preciso encontrar diamantes…
Y si fuera necesario volar, volaría hasta hallarlos.
Sí. Antes que como petardos, exploten soles y se rompan los nísperos del sueño.
Es preciso soñar, es urgente hacerlo en esta tarde de lentitudes orbitales.
Tarde que la noche espera aposentando, es ella el espejismo de todos los colores.
Inequívoca tarde que aprieta el pecho y después es cubierta de besos la luna.
Y la noche en espera, para abrazarla y pronta a fundirla. Pero no engulle, se funde y difumina dando matices que brillan.
Dando a luz, en implosión de gotas de lluvia.
Es un punto inequívoco, como inequívoca es la mirada.
Alzaré mi vuelo en pos del viento sí. No hay dudas…
Si. No hay dudas, volveré.
Y veo bocas cerradas como un silencio de lenguas.
Entonces callo, no hablo, y ojos se cierran, en un ensueño y la tarde que es día en sombra.

© Beatriz Elena Morales Estrada © Copyright
Foto Beme, creatividades