06 – Siempre Que Te Sueño
Siempre que te sueño
y que te tengo a mi lado,
no encuentro mejor empeño
que reposar a tu costado.
Y apreso tu cuerpo,
te abrazo con pasión
y me enredo presto
en tu soñar, que es mi evasión.
Y desnudo tu figura
y me guardo tu vestido;
mientras tú, en la premura,
no echas en falta tu atavío.
Nos sorprende así la mañana,
y corremos a cubrirnos
con la escasa ropa apañada
que sobre el lecho encontramos.
Luego, el sueño nos recoge,
para llevarnos de la mano
camino de un mundo que acoge
tu sueño y el mío al unísono.
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07 – Sabor a Mar
Siempre que beso tus labios
en el silencio de nuestro refugio,
hay un sabor a mar en ellos
que me recuerda nuestro encuentro.
Había gaviotas que revoloteaban
inquietas sobre tu cabeza,
y olas que te inquietaban
cuando rompían con fuerza sobre la arena.
Y una barca sobre el agua,
que luchaba incansable y abatida,
por alcanzar pronto la orilla,
por manos bien expertas gobernada.
Fue entonces cuando te abracé,
te besé y tu cuerpo estreché;
apreciando en el regusto de tus besos
el sabor a sal, al juntar nuestros labios.
Mientras, la fuerza de la tormenta
nos iba acercando a la orilla,
y yo volvía a sentir que tus besos
me sabían a mar al contactar nuestros labios.
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