Presiento su presencia vanidosa,
en marmórea esfinge se perfila.
Segura de su triunfo, ya la afila
da brillo en la guadaña silenciosa.
Paciente cuando espera su jornada,
sabiéndose señora del destino.
Frenarla, es un tamaño desatino
si adivinas acero en la mirada.
Lanzaba sus gemidos entre las olas
y por la tierra yerma de amapolas
furtiva, sembradora del destino.
Recorriendo el gélido camino,
sin luces que acompañen en aurora
del mísero mortal, que ya no llora.
© Paquita Caparrós
Cuando su guadaña afila, solo muerte ahí estila... Muy bueno, Paquita Caparrós López
ResponderEliminarMás vale que aprendamos a vivir con ella y a mirarla como una de la familia y más en estos tiempos.
ResponderEliminarTriste verdad en estos tiempos.
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